El escritor gastronómico más famoso de Francia en el siglo XX fue Maurice Edmond Sailland (Curnonsky) príncipe de la gastronomía, fundador de la frase: para cada queso su vino, los productos gourmet también tienen sus reglas.

¿Vino tinto o blanco?

Sabemos que los quesos más salados, fuertes e incluso picantes se deben acompañar con vino blanco, ya que con los tintos se refuerza la sensación y tal vez la experiencia no resulte muy agradable. El vino blanco es un acompañante ideal para los quesos frescos, de cabra y aromáticos.

Quesos:

Quesos azules, se asocian con tintos robustos y estructurados y no demasiados tánicos, también con los vinos de licor. Quesos de cabra con los vinos blancos secos y afrutados.

Quesos de pasta blanda y corteza enmohecida se pueden acompañar desde blancos estructurados con cierta acidez a tintos jóvenes ligeros y frescos.

Quesos de pasta prensada, con tintos de crianza ligeros.

Los de pasta cocida acompañan a los vinos blancos muy aromáticos y suaves o bien a tintos ligeros y poco ácidos.

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Vinos tintos con…

Es mejor combinar la mayoría de los quesos con vino blanco, pero con el tinto también pueden quedar bien algunos. Los quesos de oveja estacionados son una buena combinación para el vino tinto de cuerpo ligero o medio.

Lo más importante a la hora de escoger la combinación correcta entre queso y vino es que ninguno de los dos debe imponerse al otro, debe existir un equilibrio o balance.

Un queso muy complejo no debería acompañarse con un vino complejo también, porque la intensa gama de aromas y sabores que poseen los dos chocaría. Idealmente, quesos intensos en complejidad irían mucho mejor con vinos jóvenes. Los vinos frutales muy perfumados no son una buena elección para acompañar quesos; igualmente los taninos muy fuertes se roban completamente el sabor de aun el más brioso de los quesos.