Este plato ha permanecido a lo largo de la historia como una de las comidas básicas de innumerables pueblos y generaciones. Ha sido la receta más generalizada desde la Prehistoria en el continente europeo, en el que empleaban para su elaboración plantas de intenso sabor como las ortigas.
La sopa puede ser tan popular como exclusiva, tan sencilla como elaborada, pero siempre reconfortante. Se trata de un plato que se adapta a las distintas épocas del año, en función a las cuales puede tomarse fría o caliente. Requiere tiempo, cuidado y el dominio de sus hervores. Su gran éxito se debe a la posibilidad de cocinar a la vez varias materias primas vegetales y animales, a las que se suman gran variedad de condimentos y especias para complementar el sabor natural de los alimentos.
El punto de inflexión de la historia de la sopa fue la incorporación del agua. A partir de esta innovación se consiguió fusionar en un mismo plato distintas materias primas reforzando no solo la intensidad del sabor sino las propiedades de los productos empleados. Los componentes químicos tienden a difundirse desde el propio alimento hacia el líquido que le rodea, es un tipo de técnica culinaria que favorece el intercambio de sustancias entre el alimento y el medio donde se cuece.
Los ingredientes que otorgan fundamento al caldo básico y lo convierten en una sopa nutricionalmente más completa son el pan, los fideos o pastas alimenticias de trigo y otros cereales, el arroz, los vegetales y los productos animales que se desmenuzan y enriquecen con sus proteínas un plato que debe su valor energético a los hidratos de carbono de sus componentes.
Entre las reglas para cocinar una buena sopa, destaca tener en cuenta el tipo de recipiente utilizado, ya que éste delimitará las correctas proporciones entre el agua y los ingredientes, para que el intercambio culinario tenga éxito y no quede una mezcla insípida. Los primeros pucheros no eran sino oquedades aprovechadas en la piedra en las que se introducían vegetales y piedras calentadas al fuego, que eran el motor de aquellas primeras cocciones.
Desde estos caldos primarios hasta los resultados de las ollas a presión actuales, la sopa se ha desarrollado y enriquecido entre la cultura y las necesidades de cada pueblo y de cada época.
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