El queso Roquefort suele tener un precio bastante elevado en comparación a otros tipos de queso. Este hecho se debe esencialmente a que se trata de un alimento que precisa de condiciones muy particulares para su producción.
En primer lugar, este derivado de leche de oveja tiene Denominación de Origen, lo que significa que para que pueda ser llamado “queso Roquefort”, es imprescindible y fundamental que sea producido en la localidad homónima, la cual se encuentra en las montañas de Causse de Cambalou (Francia). Este es el único lugar del mundo en el que existen las ovejas encargadas de producir la leche permitida para preparar este queso: las Lacune, las Segola, las Causses y las Lorzac.
El contexto y las condiciones ambientales de esta zona geográfica no han podido reproducirse en ningún otro lugar del mundo, por lo que este producto adquiere un sabor característico y único. Como resultado de todos estos elementos, se produce un queso con un olor y un sabor muy intensos, que ha sido calificado por los expertos como exquisito. De ahí que este alimento se considere un producto gourmet.
Por si todo esto fuera poco, este queso tiene además unas propiedades nutricionales excepcionales, como su alto contenido en calcio o sus elevadas concentraciones de vitaminas B2 y B5.
Se aconseja conservarlo y comerlo siempre en frío, para así percibir mejor todas sus propiedades. Como sugerencia de presentación, siempre será un acierto acompañarlo con pequeños trozos de pan y un buen vino, preferiblemente de tipo rosado y de consistencia fresca. En este sentido, a la hora del maridaje, es muy importante la elección del pan, y que este funcionará como catalizador entre el queso y el vino. Para los más atrevidos gourmets, pueden tomar este queso acompañado de caviar: todo un manjar para el paladar.