Como sabemos las especias constituyen una de las bases de toda cocina gourmet. Una de las especias fundamentales utilizadas en nuestra dieta mediterránea es el azafrán. Usado tanto para condimentar como colorante, es ampliamente añadido en arroces, sopas, pescados y guisos de nuestro país.

En la antigüedad era conocido como el “oro rojo” ya que muy pocos tenían los recursos necesarios para adquirirlo. La historia del azafrán se remonta a 2300 a.C. Posteriormente salió a relucir en textos de la Biblia y la Ilíada de Homero en el siglo V a.C. En el palacio de Minos en Creta se reconoce una pintura de 1600 a.C. En Egipto fue utilizado en el embalsamiento y como colorante para las mortajas de las momias. Las mujeres pintadas de azafrán amarillo y los hombres de rojo. En la Grecia y Roma antiguas se utilizaba para teñir las ropas de matrimonio. Los romanos incluso llegaron a teñirse el pelo con azafrán. Por sus componentes afrodisíacos el azafrán se empleó también como perfume. Se esparcía en los vestíbulos y baños romanos. Las calles romanas se llenaron de azafrám cuando el gran emperador Nerón llegó a la ciudad eterba. Esta especia era un componente destacado por su empleo sofisticado y exclusivo y en nuestro país, el comerio de azafrán tuvo gran repercusión desde la Edad Media hasta el siglo XX.
En regiones de la India, China o Japón se sigue utilizando de manera regular por sus propiedades medicinales y la ciencia occidental lo vuelve a estudiar como planta que ha dado numerosos beneficios a lo largo de la historia. Ha sido empleado como “ descongestionante, expectorante, sedante y antidepresivo”.
En Marruecos todavía sigue siendo el remedio natural predilecto por las abuelas para curar el dolor a los niños cuando comienzan a salir los primeros dientes y para preparar tisanas para combatir los dolores menstruales.
Sirve como antiinflamatorio para los procesos gingivales. De hecho dentro de la comunidad científica se han llevado a cabo diversos estudios recientemente para probar las propiedades terapéuticas de esta especia milenaria. Una de las investigaciones realizadas por la Universidad de Ciencias Médicas de Teherán, ha demostrado que el azafrán resulta muy interesante para tratar los síntomas de depresión y ansiedad. En la investigación publiciada en la revista “Progress in Neuro-psychopharmacology & Biological Psychiatry”, el crocus sativus, el principio activo del azafrán resulta muy similar a la fluoxetina, también conocida como Prozac.
Ese amargor que resulta tan atractivo para muchos paladares es resultado de la picocrocina que estimula el apetito y las secreciones digestivas además de prevenir la flatulencia.
Sus compuestos carotenoides se están estudiando para probar sus propiedades como anticancerígenos. Además, el safranal, otro de los componentes activos del azafrán es un gran antioxidante que protege de la acción de los radicales libres en nuestro cuerpo. Los radicales libres son responsables de enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson o la diabetes, con lo cual también sirve como combatiente de este tipo de enfermedades. Además, actúa contra las enfermedades cardiovasculars y ayuda a nuestra circulación sanguínea.
Pero no debemos abusar de él. Se aconseja no tomar una cantidad superior a 5g ya que podría dar como resultado abortos, trastornos nerviosos o problemas renales. Tampoco es aconsejable tomar suplementos de la sustancia en una cantridad alta durante más de 6 semanas. Como todo en esta vida, de todo lo que se abusa puede convertirse en contraproducente, por tanto consumir esta rica especia nos puede traer numerosos beneficios, siempre y cuando controlemos las cantidades, y como todo, hagamos un uso moderado de esta sustancia.